Este proceso de transición de la
infancia a la vida adulta, es pues dificultoso y se produce en lo que
algunos llaman contextos de dominio múltiple, no es la familia o el
centro escolar quién va a intervenir básicamente, más bien serán las
relaciones informales, de calle, de los espacios de diversión los que
tienen más importancia y es ahí donde las drogas tienen su papel. Tienen
mucho que ver con las maneras de actuar de los chavales, con sus maneras
de relacionarse, en la forma en que interpretan los acontecimientos, en
como disfrutan o sienten placer o en como son capaces de padecer el
dolor, el miedo, la angustia. En definitiva tienen mucho que ver con el
estilo de vida que han llevado hasta ahora. Por otra parte desde un punto
de vista evolutivo debemos recordar que como el resto de adolescentes y
jóvenes de su edad, los menores están a la búsqueda de su identidad
personal y está búsqueda es practicada muy a menudo de una forma
aparatosa, a golpes, de una forma inestable, con el desequilibrio de
quien a veces se siente que no es nada. Pero en otras ocasiones lo hacen
con la autoafirmación de quién tiene el mundo por delante... Por eso a
veces el clima emocional que se vive en los Centros es intenso, a menudo
desbocado. Emociones y sentimientos, entusiasmos y desconsuelos forman
parte del día a día. En todo ello el consumo de sustancias que alteran
los estados anímicos es importante, para reforzar sentimientos, para
evitar la abulia o el aburrimiento... y todo ello a veces con gran
aparatosidad. En esta aparatosidad a menudo, la expresión de las
dificultades no coincide con el grado de dificultad, a veces la realidad
no es tan problemática como la plantean, pero estas dificultades que a
veces no lo son tanto, pueden ser más complejas con el consumo de
sustancias, que no ayudarán al equilibrio, sino más bien a la provocación
o la ostentación de las dificultades.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario